9/29/2009

¿De usted o de tu?

De pequeñita (ahora soy menos pequeñita) me han enseñado que a las personas mayores, sobre todo a los desconocidos, pero en definitiva a todos, hay que hablarles de usted Por respeto, educación e incluso admiración.

Esto se ha perdido por completo. Ahora los chavales tratan por igual a una anciana de 60 años que a un colega suyo. No saben distinguir, no entienden que en determinados contextos verbales, el registro que utilicemos ha de cambiar.

Yo no puedo llegar a casa y decirle a mi padre (cuidado, que esto lo he oído, ¿eh?):

Que paxa tiooo... Oye abuelo, dame pasta, joer, que estoy sin un puto duro.

Duele. Duele oírlo. Pero lo que más duele de todo es ver la cara del padre, resignado, dándole el dinero. ¿Pero qué nos pasa? ¿Resulta que ahora van a tener que decir los jóvenes a los mayores lo que estos últimos han de hacer?

En una comparecencia que hace poco dio en el Senado Enrique Múgica, el Defensor del Pueblo, defendió, entre otras cosas, el uso del usted como primera medida para conseguir esa disciplina y autoridad que actualmente no se conoce, pero ni en las aulas ni en ninguna parte.

Vale, estoy de acuerdo. Ahora, señor Múgica, póngase delante de un niño de 11 años y dígale que le tiene que hablar de usted, porque de otra manera le estaría faltando el respeto. La respuesta será parecida a esto:

Sí, venga. ¿Qué te crees, Dios o algo así o qué?

Es deprimente escuchar las respuestas que estos niños pueden dar. Ante todas estas faltas de respeto diarias que el profesorado tiene que soportar, es muy difícil, casi imposible, no perder los papeles en ningún momento. Y si los pierdes y se te escapa algún grito, alguna entonación tirando a la amenaza, ya la has fastidiado (ya la has cagao, tio, como dirían estos insolentes), porque acto seguido aparece en el aula el padre o madre de turno diciendo aquello de: "Como te pases con mi hijo te denuncio".

Así que estoy de acuerdo con que a los profesores se les hable de usted con la intención de crear una barrera en la que se pueda distinguir en todo momento quién es el docente y quién el alumno, porque hasta ahora hay momentos en los que no parece distinguirse demasiado.

Pero cuidado. Este cambio no es definitivo para transformar a toda la sociedad. No sólo hemos de educar al alumnado. Los padres también necesitan una buena dosis de educación (bueno, la mayoría, que también hay padres buenos, no vayamos a ponernos en lo peor). Y para que ambos muestren una buena educación, el profesorado debe recuperar unos derechos que les han sido arrebatados porque parece ser que no eran competentes con una enseñanza democrática. Que digo yo, ¿no hay un término medio entre enseñar a base de palos y que los alumnos te digan "colega"? Si entre el blanco y el negro hay más colores, digo yo que en este caso también habrá más opciones.

En resumen, y en mi opinión, el hablar de usted al profesor no soluciona nada si los docentes siguen tan indefensos legalmente como hasta ahora. Tampoco soluciona nada si, al llegar a casa, el niño sigue diciéndole a su padre "oye, tio...". Y tampoco sirve de nada si los docentes van a tener que dedicar la mitad de la semana en enseñar valores a los alumnos (sí, esos valores que deberían enseñarse en casa, pero que la falta de tiempo los ha suplido por Nintendo DS, Play Station,...) y no va a quedar tiempo para enseñar contenidos.

A los padres: Señores, ustedes decidieron tener a sus hijos. Y esos niños no nacen educaditos. Los primeros maestros que van a encontrar en su vida deben ser ustedes. Los docentes ya nos encargaremos de llenarles de contenidos y conocimientos. Esa es su función, nada más. ¿Tan complicado es?

Al final acabaremos con escuelas internas donde los niños tan sólo verán a sus padres en Navidad y algún que otro festivo. ¡Qué triste!

Les dejo aquí algunas caricaturas que reflejan al cien por cien esta realidad. A ver si despertamos todos un poquito y nos da por mejorar el futuro del país.







1 opiniones:

Luchida on 11 de octubre de 2009, 2:58 dijo...

Hola Sara!!
Me ha gustado mucho tu artículo. Tienes toda la razón.
Lo único es que yo no sé muy bien cómo reinstaurar el respeto perdido a los docentes. Sí, cosa de los padres, pero... me da a mí que no todos estarían por la labor. Está claro que no todos son agresores y maleducados pero... no sé. No me parece tarea de coser y cantar. Esperemos que me equivoque.
Como ves, he regresado al mundo bloguero y con nuevo blog http://rincondeloptimismo.blogspot.com/ Espero que te pases cuendo tengs tiempo. Y yo por ahora voy a tratar de ponerme al día con vuestras últimas entradas.
Un besito muy fuerte guapa!!!!

 

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